Para este otoño tengo ya planificados unos cuántos destinos. Bosques, montes, interior, Francia y también San Sebastián, que llevo no sé cuántas visitas, he subido al Monte Igueldo pero no al Urgull, al otro lado de la bahÃa. A eso hay que irle dando solución ya mismo.
Sà que he recorrido el Paseo Nuevo que rodea el monte, pero de momento nunca puse mis pies en lo alto a pesar de haber subida y prometer muy buenas vistas. A ver cómo engaño a la parienta para que se apunte. Quizá diciéndole que H&M ha abierto una tienda nueva en la parte superior y hacen un 50% de descuento a quien suba andando. Lo malo de usar excusas tan viles y ruines es que un vez arriba y comprobado que no hay ni rastro de tal tienda, lo más probable es que yo bajara rodando ladera abajo con la huella de un zapatazo en mi culo.
Creo que en otra entrada anterior ya habÃa mencionado que la playa de la Concha no ocupa la bahÃa de San Sebastián de cabo a rabo, sino sólo hasta un poco más de la mitad. El resto es la playa de Ondarreta, de la que desconocÃa totalmente su existencia hasta que pasé por allÃ.
La frontera entre ambas playas la marca una punta rocosa que complica el paso de la una a la otra para los paseantes y tuvieron que taladrar para que los coches la cruzaran por un túnel. Ojo si lo atravesáis porque al salir (en dirección al centro) hay un radar más viejo que Matusalén pero multa igual que si fuera nuevo.
En la parte de Ondarreta más cercana al Igueldo hay un monumento hecho a base de tres cilindros gigantes de hormigón.
Ese monolito marca el punto donde estuvo en tiempos la prisión de Ondarreta, construida en 1890 y cerrada en 1948. Según esta placa, durante la época del tÃo Paco allà tenÃan encerradas cientos de personas a la espera de darles pasaporte, pero para un viaje de sólo ida.
1 comentario Escribir un comentario