Cuando uno va a visitar Santo Toribio de Liébana, allá donde tienen guardado el Lignum Crucis, ha de recordar que una vez acabada la visita, esa carretera que llega hasta el monasterio sigue camino de lo alto del monte que es donde está la Ermita de San Miguel.
Exteriormente se la ve pequeñita y sin mucha enjundia. Además de esa ermita, hay unas vistas impresionantes tanto de Potes como de los montes de los alrededores.
La puerta de la ermita estaba cerrada, pero echando una ojeada por una pequeña rejilla se apreciaba una estatua en la pared de un angelote con una espada y cara de buena persona, aunque al que le estaba pisando la cabeza no sé yo si opinarÃa lo mismo.