Esto va a acabar muy mal

Me refiero a mi relación con la báscula. Os lo garantizo, poco futuro le veo. Paso por Castro Urdiales, aparco, cuatro pasos y me encuentro una pastelería. Mil tentaciones en el escaparate. Resiste pecador, no caigas en la seducción de la crema pastelera, de la nata, de tantas y tantas golosadas. Huyo sin mirar atrás, que me conozco. Sigo caminando y un minuto después otra pastelería más que el diablo pone en mi camino y en la que luce gloriosa lo que parece ser una milhoja gigante dividida en ocho porciones. Ay madre, que me pierdo, que me da un síncope, que me ciego. De momento sigo resistiendo, pero insisto, no doy un duro por mi relación con la báscula. El día que me ciegue voy a batir el record mundial de engullir pasteles, me voy a convertir en Ronaldo por la vía rápida y no precisamente en Cristiano Ronaldo sino en el otro, en el que parece que se comía los balones de dos en dos.
Milhojas en Castro Urdiales

4 comentarios Escribir un comentario

Deja una respuesta


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies