Extraños aparatos pueblan nuestras calles deberÃa decir. Si, si, los veo y me pregunto para qué servirán, cuál será su función. Por ejemplo este que está junto a la valla de la Estación MarÃtima, al lado del auditorio del Centro BotÃn.
Tres patas metálicas con una botella en medio y una especie de cuenco justo encima, rodeado por una corona de rejilla que parece tener funciones protectoras. ¿Será una olla ferroviaria de incógnito para hacerse un puchero ahora que vienen los primeros fresquillos? ¿Será un artefacto dejado ahà por los alienÃgenas del planeta RaticulÃn para poder seguir las actuaciones del auditorio desde su nave? Un cuenco, una botella, una conexión entre ambos… cualquiera dirÃa que es un pluviómetro. Cualquiera menos yo, claro, donde esté la teorÃa de los extraterrestres que se aparten las demás.
Pero a todo habrá quien nos gane. Los de Lanzarote, sin ir más lejos. Si el trasto de las fotos anteriores os parecÃa raro, mejor ni os cuento lo que te puedes encontrar en plena carretera.
AsÃ, en plena rotonda. Madre mÃa qué trasto, no se sabe si esto es decorativo, si es un repetidor para que los de RaticulÃn puedan ver las emisiones de la tele canaria o está puesto ahà por la Asociacion de talleres lanzaroteños, a ver cuántos conductores se quedan anestesiados en su contemplación y se olvidan frenar al entrar en la rotonda, conocida causa de cienes y cienes de visitas a talleres de chapa y pintura.
Si, lo sé, es una obra de César Manrique, pero qué bonito es dejar volar la imaginación y desvariar en busca de otras posibilidades…