Fuego en Raos

Siete de la tarde, Puerto de Raos, uno de los sitios favoritos para pasear a mis perros. Una enorme columna de humo se levanta a lo lejos. Conforme voy acercándome puedo comprobar que efectivamente, hay un incendio según deduzco por la cantidad de humo, la guardia civil impidiendo el paso y los bomberos actuando. Es que soy así de listo, de tanto ver al teniente Colombo, con pocas pistas ya deduzco casi todo.

Como uno a base de pasear va aprendiendo por donde colarse, dimos un rodeo y aparecimos por la zona por detrás de donde estaba todo el petate. Fijaros el panorama, qué humareda y hay que ver cómo se pega ese olor, que llegué a casa con un tufo a humo en la ropa que daba asquito. Si, lo sé, soy un irresponsable, tenía que haberle hecho caso a la guardia civil y no entrar aquí, pero mira, si no hiciera nada de eso a ver qué contaba.

¿El cualo era el asunto? Por la parte de detrás de los edificios de la primera foto hay un descampado lleno de maleza, penachos de esos horrorosos y sabe dios qué más. De forma intencionada o sin intencionar, estaba ardiendo la maleza y aunque no era un fuego de peligro inminente, la proximidad a las casas y la humareda que montaba tampoco era como para desdeñar. Por la parte izquierda se había quemado todo lo quemable y sólo quedaban cenizas.

En cambio por la parte derecha seguía habiendo maleza en llamas. Buen sistema para darle pasaporte a todas las ratas que debían habitar en ese descampado.

Un poquitito más adelante fijaros cómo estaba la cosa. Pequeños fuegos, humo a mansalva y la gente de las casas me imagino que hasta las narices, especialmente aquellos que tenian la ropa tendida e iban a tener que volver a lavarla.

Y es que lo peor de todo es que el aire llevaba el humo en dirección a las fachadas de las casas. Aquí se puede ver cómo el fuego avanzaba hacia los edificios…

…pero sin peligro de achicharrarse, que ya estaban los bomberos en esa zona repartiendo agua a mansalva. Para las casas no hubo peligro real porque las llamas se acercaron, pero poco.

Un par de días después volví a la zona y fijaros los efectos. Toda la maleza churruscada, como esos dos arbolitos, y una pequeña franja intacta entre los edificios y lo quemado. Me imagino que eso se conseguiría por parte de los vecinos, a base de salir todos al balcón a mear, entrar, beberse dos cervezas rápidamente y repetir faena, en un bucle que permitiera mantener mojada e intacta esa franja de terreno. Hurra por los vecinos y hurra por las cervezas, ahora mismo me voy a por una para celebrarlo…

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