A veces se me pasan por la cabeza ideas de lo más chorras. En el blog anterior fue la historia con las botellas viajeras. Aquà paseaba un dÃa cuando vi que bajo un roble habÃan caÃdo algunas bellotas y germinaron en el trocito de tierra que se acumula en el lateral de la carretera. Curioso, pensé, caen, germinan, ya miden una cuarta de alto pero el año que pasen los del ayuntamiento para limpiar la carretera o tengamos una tormenta de agua que arrastre la tierra donde crecen, los pobres pasarán a la historia. Pues mira, vamos a salvar una docenita, los bautizamos y los replantamos en algún lugar donde tengan una oportunidad de crecer sanos, fuertes y a ser posible con mejores vistas. Y estos son los dos primeros: os presento a Fulano y Mengano (Fulano es el mas alto de los dos).
Los saqué con cuidado de la tierra, si os fijáis hasta se ve cómo habÃa germinado la bellota y lo que sale de ella.
Fueron traspasados a un tiesto casero hecho con la parte de abajo de una botella de agua llena de tierra con su alambre en plan ortodoncia para que crezcan derechitos. Los tengo en la repisa de una ventana donde les da el sol, los riego, les cuento cuentos por la noche y a ver si tiran para arriba. Por supuesto, se puede ver cómo en casa con jardÃn que no falte un enanito, en este caso con termómetro.
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