TenÃa referencias de una playa asturiana especialmente singular llamada «Gulpiyuri» asà que uno de esos dÃas que en Cantabria amanecen revueltos nos pillamos carretera y manta y nos fuimos a ver mundo hacia el este. Tomen ustedes nota de un detalle: que en Cantabria haga mal tiempo un dÃa no quiere decir que unos kilómetros más allá lo siga haciendo. Asà evitaréis que os pase lo que a mi, que me vestà como para sobrevivir en una glaciación y entrando en Asturias reaparecieron sol y calor, quedando un poco ridÃculo en medio de un montón de gente en pantalon corto, camiseta, bañadores y toallas. Me está bien por lerdo, que habiendo maletero nunca está de más meter en él algo de repuesto, y lo sé pero siempre se me olvida.
Pues eso, que nos vamos a ver la playa de Gulpiyuri. Es bastante fácil llegar, generalmente hay bastantes coches en el camino que lleva a ella y algún cartel indicativo, aunque la mano de los cafres cada vez lo va dejando en peor estado. Fijaros en lo que han escrito a la derecha: «solo mazizas». ¿Os acordáis de lo que decÃa hace unos dÃas? ¿Pero qué pasa con la «C»?
Otro cartel en el camino de acceso a la playa. No pisar la hierba… ni mearse en ella. La hierba no, pero una esquina llena de zarzas sà que bauticé con mi agüita amarilla.
Este es el final del camino de acceso a la playa. ¿Donde está? ¿Detrás del acantilado?
Detrás no… está delante, en una hondonada del terreno. La verdad, por las fotos que habÃa visto pensé que serÃa algo más espectacular, porque realmente mide sólo unos veinte metros de ancho y la hondonada tiene unos tres metros de altura. Si no la hubiera visto en internet y me la encontrara de golpe, habrÃa comentado por aquà la visita a un «agujero grande con arena».
En esa parte rocosa de arriba a la derecha se ve una especie de túnel por el que entra el agua del mar a través del acantilado, aquà abajo la podéis ver desde más cerca. Lo dicho, es bonita, pero me esperaba algo más espectácular. Para más inri acabamos subiendo al acantilado y desde allà sà que habÃa unas vistas impresionantes de mar, costa, rompientes y demás, que es lo mÃo propiamente.