Hora de la merienda

Ya lo decía yo, me gustan más las focas y los leones marinos del zoo de la Magdalena que los pingüinos porque parece que les falta un hervor. Mientras que las focas parecen haberse acostumbrado a la gente y pasan ampliamente del público, estos parecen siempre a la defensiva. Escondidos entre las piedras, saltan un rato a su piscina y se vuelven corriendo. Ahí los tenéis con la cara de susto habitual.
Pinguinos de la Magdalena I
El mejor momento para verlos son las cinco de la tarde si es invierno o las seis si es verano: su hora de la merienda que en realidad es la comida. Sale uno de sus cuidadores de un cuarto allí al lado con una caja de sardinas en la mano y se las va echando. El día de estas fotos debían haber cambiado el cuidador y los pingüinos ya no se fiaban, asomaban pero no iban a por el pescado que les tiraban como si al haber una novedad ya no supieran qué hacer.
Pinguinos de la Magdalena II
Claro que el hambre acaba por pasar factura y vale, cuando tiran una sardina lejos se van a por ella con mucho cuidadito y sin fiarse del todo. Ni que fueran gallegos, oiga.
Pinguinos de la Magdalena III
¿Quienes salen ganando frente a los pingüinos miedosos? Estas, que no se cortan un pelo ni le temen a nadie. ¿El cuidador tira una sardina? Aparece la gaviota con su cara de mala leche habitual y se la lleva directamente, dejando al pobre animalito con un palmo de narices y aún con más cara de tonto de la que habitualmente lucen.
Gaviota al acecho

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