Iglesia sin perros

Meruelo. Ni recuerdo cómo habíamos llegado ni dónde íbamos, sólo sé que veo una iglesia en lo alto y allí nos dirigimos por si tiene algo que ver. Cerrada, por supuesto. Y por fuera nada especial. En la categoría «una de tantas» la encuadraría.
Iglesia de Meruelo I
Vista desde otro ángulo nada hace suponer que merezca abandonar esa clasificación. Por supuestísimo que habiendo ganas de sacar una foto siempre se las arreglan los cables para salir por el medio. Además que no es un cable, ni dos, ni tres sino cinco cruzando por todos lados.
Iglesia de Meruelo II
Tampoco la entrada es algo del otro mundo. Tejadillo, murito de piedra, columnas, puerta, lo mismo que en todas las iglesias.
Entrada a la iglesia de Meruelo
¡Ups! Algo novedoso, sí, en una de las columnas de entrada: «Prohibida la entrada con perros». Pues el señor cura sabrá, pero con el cariño que se le coge a los animales alguno habrá que no vaya a misa por no dejar a su chucho solo. Además, los canes también son criaturas del señor. ¿Que diría San Francisco, que hasta predicaba a las aves?
Cartel en la Iglesia de Meruelo

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