Como ya habÃa comentado en su dÃa, a cuenta de un proyecto con el que probablemente me tocará pelearme en un futuro me estoy poniendo al dÃa en mis (odiadas) redes sociales. He ido echando una ojeada a Twitter. En temas puntuales le puedo ver una cierta utilidad, pero ese formato me parece caótico y cuanta más gente sigas o más seguidores tengas, más embarullado y menos útil me resulta por la sobrecarga de información, además por cada entrada interesante pasan delante de tus ojos veinte chorradas de modo que no estoy dispuesto a perder mucho tiempo con algo asÃ. Saber cómo funciona y basta. Facebook lo dejo para cuando no me quede más remedio porque me repele profundamente. También vi las redes dedicadas a videos e imágenes: Youtube, Vimeo, Flickr, Pinterest e Instagram. De éste último precisamente querÃa hablar.
Subà una docena de imágenes, es facilito, te guardas un álbum de imágenes hechas con el móvil, tiene sus filtros… pues vale, está bien. No sabÃa que perteneciera a Faceboook. Me enteré estos dÃas cuando pretendieron cambiar las condiciones de uso para, ni más ni menos, poder llegar a vender tus imágenes por el morro. Tiempo me faltó para cerrar la cuenta y adiós muy buenas, que sobran aprovechados. Ya pueden haber dado marcha atrás intentando capear el chaparrón que les está cayendo que a mi no me vuelven a pillar. Si todos nos diéramos de baja en masa y se fueran al garete, ya verÃais como el siguiente se lo pensaba muy mucho antes de tocarnos las narices.
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