La buena obra de 2012

Hay que ver qué cosas mas curiosas me pasan a veces. Aprovechando un mínimo resquicio en el temporal de frío y un agujerito en las nubes, me llevo los perros a pasear por la playa mas cercana a mi casa. Es una playa muy plana, cuando baja la marea podemos caminar muchos, pero muchos metros. Normalmente todo esto que se ve está cubierto de agua.

Al bajar la marea ya véis que se forman charcos que finalmente se secan. Uno de los perros se acercó a algo que de pronto empezó a patalear. Mas bien aletear, porque era un pescado con forma de lenguado, rodaballo pequeño o sabe dios qué. Sardina no era, eso seguro, y para dar fe de ello como siempre ponemos la foto del animalito. Esta es la parte de abajo, por arriba era más oscurito y de tamaño, algo así como una cuarta y media de largo.

Mi perro, asombradísimo al ver una cosa plana en la arena pegando saltos. Yo, asombradísimo preguntándome qué hacía aquel bicho en medio de la arena, me imagino que se quedó atascado en una charca y al secarse ésta se vio perdido, boqueando sobre la arena. Debía tener buen aguante porque hacía un buen rato que la marea había bajado y seguía vivo. Lo cogí con cuidadito, lo acerqué a la orilla y lo metí en el agua. En principio parecía no reaccionar, así que lo empujé un poquito y espabiló, con un par de movimientos de cola se fue hacia el fondo y nadando se alejó. Mira tú qué bien. Ojalá nos volvamos a encontrar, yo en un restaurante y él en mi plato. Lo sé, soy un insensible, pero ¿qué culpa tengo de que estén tan buenos a la plancha?

2 comentarios Escribir un comentario

Deja una respuesta


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies