Esta es la iglesia de Potes, en pleno centro del pueblo, de la que ya habÃa mostrado el interior hace tiempo.
Cuadradita, discreta y sobria, el exterior tampoco llama la atención por nada en especial salvo un detalle que me encantó. Un viejo cartel, ya medio despintado por las esquinas, donde se amenaza con una multa que va desde los cincuenta céntimos hasta las veinticinco pesetas a todo aquel que juegue alrededor de la iglesia o ate su caballerÃa a la verja. Anda que no debe tener años el cartelito ni ná.