Ya que ayer hablaba del parque de Sotileza, ese nombre proviene de una novela de Jose MarÃa de Pereda, escritor que viene siendo a la literatura cántabra más o menos lo que RosalÃa de Castro es a la literatura gallega. Cariño y respeto parece ser que le tenÃan, a juzgar por la placa conmemorativa en la casa de Santander donde vivió.
Con esto de haberme dado de alta en el sistema de lectura público de Cantabria (SLPC) cualquier dÃa me pediré prestado algún libro del hombre éste a ver qué tal escribÃa. Probablemente me pida «Peñas arriba», que viene siendo la historia de un hombre que pasa un invierno en un pueblo de montaña cántabro y se va enamorando del paisaje y la naturaleza. Cerca de Julióbriga, una villa romana de la que algún dÃa sacaré fotos por aquÃ, habÃa un cartel conmemorativo del tema.
Como también es conmemorativo el monumento a la montaña de Pereda que hay en los Jardines de Pereda dedicados a Pereda, valga la redundancia. Es este mismo, con la efigie de Pereda en todo lo alto y varias escenas en los laterales de piedra que simulan ser montaña.
Aquà tenemos, por ejemplo, la cara que se le queda al señor cura cuando los niños le cuentan el argumento del programa «Gandia Shore«, una de las razones mas contundentes que se pueden encontrar para tirar la tele la basura.
En el lateral derecho, la paisana y el paisano cargando heno en el carro con sus bueyes correspondientes. Mira tú que la gente hasta los respeta, la de barrabasadas que podrÃan haberle hecho a los bichos o al conjunto de estatuas y de momento sigue todo enterito. A lo mejor es que el trozo de cesped alrededor está minado, gran idea por cierto, que evita los desperfectos y tiene una función ejemplarizante.
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