Tras las tres entradas correspondientes a la visita que hice al túnel de la Engaña en su vertiente cántabra se me habÃa olvidad contar que ese mismo dÃa seguà camino por la provincia de Burgos para ver el lugar por donde desembocaba el túnel siete kilómetros más adelante. Llegados a Pedrosa de Valdeporres todo está bastante bien señalizado. Hay que seguir camino sin desviarse hasta llegar a este punto, donde empiezan las ruinas.
Digo empiezan porque allà todo está en ruinas. No sólo es el abandono del túnel, también de las construcciones que se hicieron a su alrededor. Esto tenÃa pinta de ser una antigua estación y, bueno, realmente abandonada no estaba.
La puerta cerrada gracias a un somier y detrás aunque casi no se distingue habÃa un montón de pacas de paja almacenadas. Un uso tiene, no aquel para el que fue originalmente diseñada pero por lo menos cumple una función.
Gran verdad en la pared de la estación. Los ingenieros hicieron el túnel y los polÃticos (como no) lo destruyeron. Pero ¿deberÃa eliminarse ahora que ya está hecho? Pues no sé yo, si lo rellenan de cemento seguro que tarde o temprano aparecerá algún otro iluminado diciendo que es una pena no intentarlo de nuevo. Como si lo viera.
La estación abandonada, los andenes vacÃos, no hay raÃles, nada de nada.
Incluso se pueden ver los restos de una iglesia, curiosa época aquella en que llegaban a montar una iglesia para los que construÃan el túnel.
Allà al fondo está la entrada. A la derecha otra ruina más. No la muestro, pero a la izquierda habÃa una torrecita igualmente ruinosa. A la derecha y un poco más arriba varios restos más. En pie y enterito no quedaba nada de nada.
Primer plano de la entrada. Tapiada y con puerta de barrotes metálicos. Por suerte estaba abierta y pude pasar.
Inscripción en la parte superior del túnel con la longitud del subterráneo. Los mismos metros declarados que en la boca de la vertiente cántabra. Menos mal, sino serÃa una risa.
Entré. Sorpresón, corrÃa una notable ventolera procedente del interior del túnel, además un aire frÃo cargado de partÃculas de polvo que hacÃa muy incómodo transitar por allÃ. Saqué una foto y fijaros: interior inundado asà como un montón de puntitos voladores. Huy, huy, huyyy, el interior ya lo vi en el otro lado, esto está todo embarrado, a ver si va a estar el oso durmiente en la vertiente burgalesa y me va a dar un susto, además es la hora de la merienda asà que saco la foto testimonial y me piro, vampiro. Ya véis, menudo espÃritu aventurero tienen algunos en este paÃs…