Lo de Alfonso XIII y Santander podrÃamos definirlo como un proceso de simbiosis. La ciudad pagó a escote el Palacio de La Magdalena y se lo regaló al rey, que lo convirtió en su residencia de verano. Ya se sabe que donde va uno van muchos, asà que con él se iban toda la familia, sirvientes y la troupe de la alta sociedad. Se construyó entonces el Hotel Real, creció la ciudad en dirección a La Magdalena, cogió fama su playa como lugar de vacaciones y baños, etc.
Supongo que en agradecimiento le han dedicado a Alfonso XIII una plaza en el centro de la ciudad, justo delante del edificio de Correos. No es que sea una maravilla de plaza como podéis ver en el Google Maps, pero bueno, menos me han dedicado a mi. Cualquier dÃa cojo una placa, un poco de silicona, escojo un callejón y me monto mi calle a la «Modesto Martinez«.
En medio de la plaza, una estatua del rey. Vista de la estatua completa…
Vista frontal más cercana…
Y vista desde el otro lateral. Por lo menos no hicieron un adefesio entre amorfo y abstracto, lo cual es siempre de agradecer, porque cuando muestre el Monumento a Don Quijote que hay en el Sardinero se os van a caer los cataplines al suelo.
Como curiosidad, hace once años los de ETA no tuvieron mejor idea que meter un coche bomba en el aparcamiento subterráneo situado bajo esta plaza. Suerte que por fin han cesado en su actividad, era simplemente increÃble la existencia de un grupo que en pleno siglo XXI quisiera imponer sus ideas por la vÃa de o las aceptas, o tu vida peligra.
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