Por fin en CaÃn tras toda la caminata por la garganta del rÃo Cares. Como pueblo no tiene mucha historia. Prácticamente todas las casas son restaurantes, albergues o tiendas de productos tÃpicos, cosa normal viendo el auge de esta ruta. Al ser lunes algunos estaban cerrados. No hay muchos lugares donde aparcar, no me quiero ni imaginar cómo se pondrá esto un sábado o un domingo de verano.
Con gusto me hubiera quedado a comer allÃ, pero no me apetecÃa meterme una comilona de las de dos platos, postre, café, copa y puro entre pecho y espalda cuando me esperaban otros diez kilómetros o más por la tarde. Además, prácticamente todos los menús eran similares y con platos bien potentes, de esos que exigen siesta posterior. Yo me busqué un rinconcillo tranquilo, saqué de mi mochila el sandwichete de queso-jamón-tomate-lechuga-pepinillos-mostaza, unas barritas de cereales para ayudar a reponer energÃas y algo de fruta, que es el repertorio habitual cuando toca caminata. Luego un pequeño recorrido por el pueblo para ver qué tiene de interés. Más o menos en el centro está la iglesia.
Delante hay un par de monumentos en honor a Gregorio Pérez «el Cainejo», nacido en este pueblo en 1853 y famoso por haber acompañado en 1904 al Marqués de Villaviciosa en la primera ascensión al Naranjo de Bulnes por la cara norte.
A la izquierda una placa con montaña esculpida, homenaje hecho en agosto de 1979.
A la derecha otra montaña tallada con una placa de metal y dedicatoria de 2004.
Detrás mÃa, al otro lado de la calle, monolito conmemorativo de 1979 cuando se cumplÃa el 75 aniversario de la primera escalada al también conocido como Pico Urriellu.
Desde la iglesia se veÃa una montaña picuda con una forma que me resultaba familiar, pero no, no es el Naranjo según pude ver luego en un mapa. Por su posición podrÃa ser la Torre de Santa MarÃa con sus 2.476 metros de altura, aunque tampoco lo podrÃa confirmar.
Como no… contemplando las piedras de las montañas que rodean CaÃn, enseguida empiezo a encontrar semejanzas. ¿Qué véis aquÃ?
Yo tengo mis dudas… ¿es la cabeza de un lagarto gigante o la de un carnero, con esos cuernos enroscados allá arriba?
Poco más… cinco minutos de paseo y te sales del pueblo que acaba (bueno, más bien empieza) aquÃ. Un ratito sentado al sol descansando la comida, reponer lÃquidos e irse preparando para la caminata de vuelta, que aún me esperaban otras tres horas andando antes de llegar al coche. Y luego otra hora y media conduciendo para llegar a casa. La verdad, entre senderista y sufridor creo que a veces hay una lÃnea muy, muy fina.