La Texas burgalesa (III)

Vamos a seguir echando una ojeada a los alrededores de Sargentes de la Lora, con su campo petrolífero y sus máquinas para extraer el petróleo del subsuelo. Desde donde había sacado las fotos de la última entrada se distingue una tubería que va desde los depósitos hasta algo que hay allá, a lo lejos.
Campo petrolífero de Sargentes de la Lora I
Ese algo es la base del campo petrolífero, una explanada con acumulación de máquinas, naves, garajes y un depósito gigante. Esto es un páramo de verdad y trabajar aquí en pleno invierno debe ser algo para contarlo por su dureza.
Campo petrolífero de Sargentes de la Lora II
En las cercanías de la base de la foto anterior se puede ver un pozo con el típico «caballito» abajo a la izquierda pero también una torre de la de toda la vida. Yo seguía alucinando porque nunca antes había visto algo así.
Torre de perforación
Al ladito una caravana con el bidón de CS apoyado y aspecto de tener más años que carracuca.
Caravana a la americana
Eché una ojeadita al pozo y además de ese inconfundible olor a productos petrolíferos se veía chapapote por todos lados. Fijaros cómo se quedan las rejillas y los tubos en contacto con esos pegotes pegajosos.
Pegote de chapapote
¿Y los depósitos? Ñam, ñam, qué rica sopita…
Interior de un depósito I
Moviéndome con mil ojos para no tocar nada, porque apoyas una manga en esta pasta y no lo quitas ni con un cóctel de Fairy, Kalia, KH7 y nitroglicerina. Eso si consigues despegarte, claro, que igual este depósito es a los visitantes como las Droseras a las moscas y una vez te quedas pegado ya no consigues escapar jamás.
Interior de un depósito II
Hala, visto el campo petrolífero nos vamos a echar una ojeada al pueblo. Según recorres sus calles te vas dando cuenta que la aparición del petróleo despertaría muchas esperanzas, generaría ideas de riqueza para la zona pero ver que era poco rentable por su poca pureza fue deshinchando las expectativas iniciales hasta volver a convertir el pueblo en poco más que unas casas en medio de la nada. Hasta la gasolinera ha cerrado, aquí está con el bar al lado.
Gasolinera abandonada I
Queda la estructura, pero han desaparecido los surtidores mientras el tiempo va dejándose notar en techo y paredes de la oficina.
Gasolinera abandonada II
El municipio contaba con poco más de 1150 habitantes allá por el año 1860. Desde ahí ha ido bajando en un lento pero contínuo declive hasta los 132 habitantes del año 2013. No es difícil imaginarse cuál es el triste destino que aguarda a pueblos como este y otros similares, más aún si no hay petróleo…

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