Vuelta a las andadas, vuelta a un entretenimiento como otro cualquiera: visitar cementerios que ya hacÃa tiempo que no sacaba aquà uno nuevo. Tras haber visto el monumento a Vicente Trueba en La Cavada supe que en el cementerio de ese pueblo estaba enterrado el ciclista. Pues nada, habrá que ir a echar una ojeada no vaya a ser que me encuentre una tumba con una bici encima.
Lo que vi me gustó, empezando por su situación en plena colina. Ya véis, parece que han aprovechado un prado inclinado y lo han ido llenando hacia arriba.
Tampoco es que sea muy grande, asà que en la parte baja, la más cómoda y fácil de llegar, están todas las tumbas apiñadas.
Apiñaditas y curiosamente bamboleantes, las hay inclinadas hacia un lado, hacia el otro, hacia delante o hacia atrás. Supongo que con el peso de la construcción poco a poco van asentando, cada una asienta de forma diferente y asà pasa lo que pasa.
Además de las tÃpicas hay otras tumbas bastante diferentes como esta de color azul, con esa forma poco habitual, esos voladizos en la parte superior y las letras R-I-P en el lateral derecho. La cruz creo que también es una tumba a juzgar por el nombre en el lateral derecho, aunque no lo podrÃa asegurar.
Esta no es que sea muy especial o diferente, pero me llamó la atención la inscripción de la parte inferior derecha: «Panteón clausurado a perpetuidad por disposición testamentaria». Me pregunto qué querrá decir… ¿qué no se puede meter a nadie más? ¿Qué ni siquiera se puede abrir?
En la parte alta están los nichos y en una esquina, un campo con varias cruces saliendo directamente del prado, clavadas algo en diagonal para compensar la inclinación del suelo. En esa que se ve a la izquierda parece que se les fue la mano clavándola.
Y asà me entretengo un dÃa normal, yendo a sacar fotos al cementerio… dentro de unos dÃas seguimos con el recorrido.
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