Sábado por la mañana, tiempo revuelto y escasas ganas de pegarme un lote de kilómetros (uno de esos dÃas con la cabeza en «off»). DÃa ideal para irse hasta la playa de Liencres y hacer unos kilómetros sobre la arena contemplando lo que ha ido dejando el mar, que no es poco.
Montones y montones de troncos, ramas y restos depositados sobre la arena. Nunca falta el que tiene tiempo y discurre cómo darle un aprovechamiento artÃstico a ese material. Con estas manitos y mis abalorios, monto una tienda de los indios y me quedo más ancho que Pancho.
Ya puestos en faena pincho unos cuantos palos en el suelo, los rodeo con cuerda y aquà quedan tres papeleras improvisadas.
Estas instalaciones artÃsticas son interactivas, porque la gente aprovecha para recoger algún palo o algún envase y dejarlo dentro, cuando no luciendo en todo lo alto. Sigo pensando que todos nos tenÃamos que hacer de «Coge 3«, esa web creada por gente de Galicia en la que se promueve recoger tres restos de plástico cada vez que vas a la playa o a un lugar con mar. Si hiciéramos lo mismo todos los que vamos a Liencres a pasear, en una semana no quedaba una gramo de porquerÃa sobre la arena.
En la esquinita de la playa encontramos otro palitroque clavado que la leche, parecÃa una tumba con esa flor y esos maderos cruzados.
Huuuuy, qué mal rollo, uno que se pira… si he aprendido tras ver unas cuántas pelis de miedo es a no pisar por aquÃ, no vaya a salir una mano de la arena, me pille el tobillo y acabemos teniendo algo más que palabras…