Para los que nos gusta ejercer de cabra montesa, los alrededores del Cabo de Ajo es un lugar bastante interesante. Ya no por el faro (aunque ahora esté más complicado visitarlo) o por los bufones que largan agua con el oleaje. También hay una parte de acantilado con un aspecto muy llamativo. Baja en diagonal hasta cierto punto.
Al llegar ahà se corta y toma bajadita en vertical, como buen acantilado que se precie. Alguien habÃa puesto unos hierros en plan barandilla.
Se supone que por ahà se podrÃa bajar, aunque la perspectiva de andar haciendo equilibrios por un acantilado de roca pulida y mojada no era muy de mi antojo ese dÃa, cosa rara por mi extraña afición a arriesgar la crisma allá por donde paso.
Otra curiosidad es ver cómo la piedra se ha ido rompiendo en cubos más o menos regulares desde ese punto hacia arriba. No es la famosa «Calzada de los Gigantes» irlandesa pero dejémosle tres o cuatro mil años más y con un poco de suerte hasta se le acabará pareciendo.
1 comentario Escribir un comentario