El Paseo de Pereda está lleno de árboles que parecen cansados. Toda una vida de pie les lleva a inclinarse poco a poco hacia el banco para ver si pueden sentarse y descansar un rato.
Fijaros, éste está a punto de conseguirlo. Cincuenta o cien años más y podrá apoyarse en el respaldo. Eso si no le pegan un recorte como el que se nota en la esquina.
Como efecto secundario de la inclinación se salen las rejas que tiene instaladas al pie. Mejor cambiar el modelo de reja que intentar convencer al árbol porque no atienden a razones. Además tienen tiempo de sobra y ninguna prisa, con lo cual siempre se acaban saliendo con la suya.
Conste que en cuestiones de arbolado estoy muy poco puesto, distingo unos cuántos modelos pero poco más. De éste en concreto desconocÃa totalmente la especie hasta que un dÃa cerca del Sardinero me encontré otros similares con un cartel explicativo. Es un tamariz, como el mago Juan Tamariz. Por suerte no es tan feo como el mago pero tampoco hace juegos de manos impresionantes como él, asà que lo que ganamos por un lado lo perdemos por el otro.
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