De camino hacia la playa de Langre, sobre el césped de un pequeño parque aparece un monumento dedicado a todos los náufragos del Cantábrico.
Se trata de un bloque de piedra tamaño XXL (dos metros de alto por uno de ancho y otro de fondo), esculpido con un montón de figuras en la parte superior.
Un hombre sosteniendo el cuerpo sin vida de otro, figuras llorando, otro luchando contra el mar y una placa en el frontal.
Gracias a esa placa es por lo que sé a quien va dedicado el monumento. Gracias, porque me ahorran dedicarle un rato a san Google al volver a casa.
Fotos sacadas con el móvil anterior, un par de años han pasado y menuda diferencia de calidad con el móvil actual. Si es lo que yo digo, dentro de cuatro o cinco añitos, los móviles se han zampado todas las compactas y hasta a las cámaras réflex con un poco de suerte, asà que podré andar por ahà de excursión sin cargar con un montón de equipo fotográfico encima. Yupi, yupi…