Peleando contra el temporal

La semana pasada tuvimos temporal que pude contemplar desde la península de la Magdalena. Cuando ya me estaba retirando vi un barco saliendo tranquilamente por la ría camino de mar abierto.

En previsión de que aquello iba a ser un festival me volví corriendo hasta un alto donde tomar unas cuantas fotos más y menudo acierto, porque el trozo de ría que queda resguardado del Cantábrico estaba muy tranquilito, la mar llana, olas suaves y sin problemas para navegar, pero fue asomar a mar abierto y hay que ver cómo cambia el cuento.

Conforme iba recibiendo los embates de las olas, el barco subía, bajaba, se hundía, reaparecía y nos daba un magnífico espectáculo a todos los que estábamos viéndolo.

Para más, en vez de enfilar directamente a las olas que es lo que haríamos los que somos brutos y no sabemos, salió paralelo a la costa con lo que se hartó a recibir enormes olas de costado. A estas alturas de la vida supongo que nadie de la tripulación se mareará, porque con ese movimiento es como para echar fuera hasta la primera papilla.

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