Es conocido aquel dicho según el cual «labrarse una reputación cuesta toda una vida y perderla sólo un minuto». No, no me refiero a mi, yo llevo toda la vida intentando perder la reputación y mi empeño parece que va dando sus frutos dÃa a dÃa. Me refiero a empresas cómo ésta, con más de cincuenta años de experiencia, con miles de viviendas construidas, con oficina y éste letrero luminoso en plena calle Calvo Sotelo de Santander. Mas le vale hacerle un mantenimiento preventivo al cartel y pagarle bien al electricista, porque si algún dÃa se le funde el tubo fluorescente de la segunda erre, con esto de internet, el twitter, los móviles y demás, van a oÃrse las risas de aquà a Sebastopol. Ya veis, trabajo duro, hacer las cosas bien, un mal el fluorescente tiene un quÃtame allá esas pajas con un voltio peleón y con eso es con lo que se queda el populacho. Si es que somos de lo peor…
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