Estos dÃas acaba de pasar por toda España, y por consiguiente también por Cantabria, un temporal de los de frÃo polar. El anterior fue a principio de febrero y pese a las recomendaciones para no coger el coche por parte de las autoridades competentes, uno que es un irresponsable, un irredento y un ceporro integral, se fue en coche con la sana intención de cruzar el puerto del Pozazal (unos mil metros de altura sobre el nivel del mar) en medio de una nevada como dios manda por ver qué se siente en esas circunstancias. Lo cruzamos, pasamos a la provincia de Palencia y por allà nos encontramos un precioso dÃa, como ya habÃa retransmitido en esta entrada porque uno es que no sabe estarse callado.
Si véis la entrada anterior, al final de la última foto se adivinaba un pueblo. Es Aguilar de Campoo, famoso por sus galletas no en vano allá por los noventa habÃa cinco fábricas dedicadas a la faena. Entramos al pueblo, callejeamos un poco, vimos la nieve cubriendo coches y de pronto, fÃjaros qué aparece… virgen santa, carretera, iglesia, castillo, nieve, foto, foto, que me da un pasmo de la impresión…
Con lo que me gustan las alturas y yo sin enterarme que en Aguilar de Campoo tienen un castillo en todo lo alto de una montañita nevada. Y pedazo castillo, le faltarÃa un torreón para completar el conjunto pero tampoco me puedo quejar.
Hay dos maneras de subir, una es acercarse a la iglesia y tomar el camino que parte desde allÃ, la otra es perderse, callejear un rato, ver un camino de tierra entre los árboles y subir por él. A media subida habÃa ganas de mear asà que aproveché la ausencia de otros seres humanos en las proximidades para aliviarme contra un árbol, el cual, en venganza, dejó caer sobre mi un trozo de nieve que ocultaba entre sus ramas en el justo instante de sacudir la última gotita para que como dijo Sócrates y repitió Platón, esa gotita no cayera en el pantalón. Menuda punterÃa que tuvo el jodÃo árbol, parte de la nieve se coló entre el cuello y la camisa con la poca gracia que hace eso. En fin, batallitas de abuelete…
Esto es el interior del castillo, visto desde la puerta de entrada. Un poco soso, lo único destacable además de las murallas es la cúspide de la montañita ahà a la derecha. Roca pura, no me extraña que la dejaran en su sitio y ni se molestaran en quitarla con el trabajo que da y la ausencia de excavadoras en el mundo medieval.
Subido a las murallas, vista del interior con la cúspide en primer plano.
Media vuelta y vista del pueblo con una de las esquinas del castillo justo delante. A lo mejor no deberÃa ejercer de cabra montés saltando en lo alto de murallas de piedra cubiertas por la nieve, calzado con unas botas medio gastadas y las manos ocupadas en sostener la cámara, pero mira, ¿qué serÃa de nosotros si no le damos un poquito de emoción a la vida?
Vista del pueblo, con su iglesia casi en el centro y todos los tejados cubiertos por la nieve. Lo verde arriba a la izquierda es la nave de la fábrica de galletas Gullón.
Por último, foto del acceso «oficial» al castillo, no el que va entre los arbolitos. Desde arriba del todo bajas hasta esa torre aislada, y luego esta maravillosa escalera te lleva hasta la iglesia de la primera foto. Demasiado fácil para mi, me quedo con la otra opción que tiene más miga.