Por mis huevos que me van a oir

Paseando por Castro Urdiales pudimos ver un nuevo soporte publicitario consistente en una especie de quad al que se le acoplan dos altavoces tamaño XXL en la parte superior, se pone el mando del volumen en posición «mas alto no hay» y venga, vamos a recorrer el pueblo que de esta seguro que se enteran.

Si además el mensaje publicitario se repite machaconamente una y otra vez, es increíblemente fácil empezar a odiar todo aquello que es anunciado. Probablemente sea cosa mía que soy rarito, algo especial y poco propenso a que me taladren los oídos. Por cierto, al fondo se ve la cafetería Dallas que creo que ha sido otra víctima de la crisis y ha cerrado sus puertas. Una menos en el país donde seguramente haya más cafeterías que en todo el resto de la Unión Europea junta.

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