Otra de esas iglesias dignas de ver es la de San MartÃn de Elines. Por fuera no promete mucho, según se llega ves una iglesia como tantas otras. Es más hasta me recordaba algo a las iglesias gallegas con ese cruceiro justo delante. Aunque bueno, aquà supongo que «cruceiro» no se llamará…
Un trozo cuadrado, un trozo redondo, quizá lo único llamativo es el campanario con forma de torre cilÃndrica en vez del cuadrado habitual.
La torre es que ni inspirada en Exin Castillos. Redondita, alta, con sus campanas ahà arriba y unas ventanitas extrafinas tan altas como estrechas.
Pero si aburrida es la estructura, divertidos son los complementos. El cruceiro, por ejemplo. Ese cristo crucificado no se parece en nada al modelo oficial, han puesto un Jesús con veinte años más como mÃnimo. ¿Y los muñequitos en el pie de la cruz, dejando sordo al de las barbas con dos trompetas en las orejas? Igualico, igualico a cuando la parienta se pone a hablarme de trapos, ropas y moda.
Y lo mejor de todo son los canecillos en las cornisas del tejado. Menuda colección y qué variedad. Aquà os dejo unas cuantas fotos para que veáis qué imaginación tenÃan por esas épocas. Monstruos, porteadores de barriles, monigotes, parejitas, pajarracos…
Muy llamativo éste situado justo en una esquina. ¿Qué es eso que muerde? ¿Es un palo o será el manillar de la moto que se le ha caÃdo? ¿Porqué no tiene ojos? Ay, grandes misterios de la humanidad escultora.