Para quien no lo sepa, la Isla Pedrosa es otra de las islas situadas en el interior de la bahÃa santanderina, que aún hay unas cuántas. Si hacemos historia, anteriormente se la conocÃa como «Isla de la Astilla» pero realmente ni es isla ni es ná, está unida a tierra por un puente y dos istmos con lo cual estamos hablando de una penÃnsula.
Desde 1834 habÃa un sanatorio donde pasaban cuarentena los que llegaban en barco (un lazareto, vamos), luego fue el Sanatorio MarÃtimo y trataba tanto enfermedades óseas como la temida tuberculosis. Aquà venÃan los enfermos de Cantabria, Asturias, Palencia, Valladolid, Avila, Segovia, Madrid, Burgos, Soria, La Rioja, Navarra, Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. Casi nada. En 1989 dejó de funcionar el hospital. Desde entonces, y según veo cada vez que paso por allÃ, las cosas han ido decayendo.
Nada más entrar en la finca, a mano izquierda encontramos la primera ruina. No sé a qué corresponderá el edificio, porque no habÃa ningún cartel explicativo. Está totalmente hecho una piltrafa, ventanas rotas, techo hecho polvo, pintadas, etc. Una verja lo rodea y el único cartel que vi sirve para alertar del peligro de derrumbamientos.
Seguimos andando por un pequeño bosque de eucaliptos, cruzamos un puente y a la derecha aparece una iglesia. Nada especial, nada del otro mundo.
Un poco más adelante otra ruina de tamaño bastante mayor que la anterior. Esto sà que podrÃa ser el hospital. Nivel de conservación: penoso tirando hacia «cayéndose a pedacitos».
Casi llegando al final de la isla aparece una construcción en buen estado y con coches aparcados delante. Creo que esto corresponde con una oficina de la Fundación Cántabra para la Salud y el Bienestar y se ocupan de menores.
Cerca hay otra, por lo que leà me parece que es algo de Rehabilitación de drogadictos, estaba en obras cuando saqué las fotos pero ya está acabado.
En otro de los bosques de eucaliptos nos encontramos una estatua de un paisano rodeado de niños. ¿Y éste quien venÃa siendo?
Nada como acercarse para despejar dudas… Manuel MartÃnez de Salazar. ¿Y éste quien venÃa siendo, me pregunto de nuevo? Nada como acercarse para crear nuevas dudas…
Nada que el señor Google no pueda resolver. Se trata del Director General de Sanidad de Estado que mandaba cuando se proyectó el complejo de la Isla Pedrosa, de ahà que le dediquen la estatua. Mira tú, si hasta vino a inaugurarlo Victoria Eugenia de Battenberg, la mujer de Alfonso XIII y abuela paterna del Mataelefantes.
Dejamos para el final lo más curioso que me encontré en la isla. Al final de todo, bajo un mirador desde el que se divisan los aviones aterrizando en el aeropuerto de Santander y junto a un embarcadero, aparece otro edificio también en ruinas con un cartel según el cual ésto era un teatro. A pesar del aviso colorado metiendo miedo con la posibilidad de que me cayera una teja en la cabeza no pude resistir la tentación y entré a echar una ojeada. Tiempo perdido: dos divisiones en el interior, una parte vacÃa y la otra exactamente igual, no queda nada de lo que pudiera recordar a un teatro. Qué le vamos a hacer, por lo menos habÃa que intentarlo.
Por si alguien tiene especial interés en conocer más historias de la Isla Pedrosa, aquà hay un documento de cuando Caja Cantabria se dedicaba más a obras sociales y menos a desplumar abueletes preferentemente en el que lo explican todo de pé a pá.
También he leÃdo que habÃa un proyecto para levantar un hotelazo en la Isla, pero no sé yo… Entre cómo están las cosas de chuchurrÃas y que juntar hoteles de lujo con temas de menores o rehabilitación de drogadicciones es algo que no suele hacer mucha gracia a aquellos que podrÃan poner un dineral en un proyecto asÃ, no seré yo quien apueste un duro a que saldrá adelante.
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