Revisitando bicherío

En año pasado visité Cabárceno allá por Noviembre. Esperé a ver una previsión de día soleado sin nubes y el plan me salió redondo, porque tenía una luz perfecta para las fotos. Al no hacer calor los bichos no estaban escondidos a la sombrita de sus cubiles y había más animales que visitantes, porque ir en verano y agobiarme por la cantidad de gente que se apelotona por todas las esquinas es todo uno.

La parienta aún no había ido, así que este año esperé a diciembre para aprovechar sus vacaciones escolares y a día veintitrés, con una previsión meteorológica similar, estábamos en el parque al poquito de abrir listos, prestos y dispuestos a ver cuanto más bichos mejor. Se empieza como siempre por el suegrario, también conocido como reptilario. Retratar a estas es muy fácil porque están dentro de una jaula acristalada y casi no se mueven, pero no por ello las fotos desmerecen con esas escamas, ese aspecto maligno y esa mirada torva.
Serpientes en Cabárceno
Suerte suertuda que vamos a ver los güepardos y estaban asoleándose junto a la puerta de entrada de su recinto. Teníamos uno a escasos veinte centímetros, éste de la foto a un metro y otro un poquito más allá. Con valla por medio, todo sea dicho, pero de veras que impresionan.
Guepardo en Cabárceno
Como se puede apreciar la luz era una maravilla. El sol no levanta tanto, no brilla tan a lo bruto, no tiene la fuerza del verano y el resultado son fotos y más fotos con este colorido y luminosidad. Al estar fresquito hay quienes se ponen en plan «Los lunes al sol«. Parecen estar a punto de decirme «Qué passssa tron, ¿tienes un sigarrito?».
Suricatos en Cabárceno
La joya de la corona en cuanto a fotos se refiere. La mejor del día, conseguida de pura chiripa. Sé que hay demostraciones de cetrería detrás del edificio del restaurante self-service, pero en temporada baja sólo son los sábados y domingos. Como un servidor va entre semana nunca vi ninguna así que ni me acerqué al pequeño auditorio donde las hacen. Tonto de mi, ni me imaginaba que allí tuvieran las aves rapaces expuestas todo el día. Esta vez nos acercamos de casualidad porque vimos algo aleteando por la zona y boquiabierto me quedé cuando veo un montón de aves a las que estaban alimentando. Buhos, cernícalos, águilas, buitres, alimoches y este pigargo americano fotogénico hasta decir basta.
Pigargo americano en Cabárceno
Una de las últimas visitas fue para los linces. El año pasado estaban de siesta, esta vez estaban los dos bien bien espabiladitos y vigilantes. Qué día más bien aprovechado, y eso que aunque nos pasamos en el parque de las diez y media a las seis de la tarde aún nos quedaron animales sin ver y otros nos hubiéramos pasado mucho más rato contemplandolos. Mejor, mejor, así sobran motivos para una nueva visita.
Linces en Cabárceno

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