Desde noviembre del año pasado tenÃa apuntada en la lista de recorridos pendientes acercarme por la ermita de San Román de Moroso. La descubrà un dÃa que pasamos por Bostronizo de pura casualidad. Tres kilómetros y medio, parecÃa llana, la ruta ideal para una mañana de sábado.
Y llega ese sábado que apetece ir de ruta. Lo más normal serÃa madrugar, salir temprano y caminar antes de que el sol esté en todo lo alto. Pero entre que nos levantamos tarde, desayunamos con toda la parsimonia del mundo, paramos antes en Torrelavega para ver unas cosas y, como no, me perdà por el camino, cuando quise darme cuenta era casi la una del mediodÃa. Hale, otra vez ruta a pleno sol, hasta los grillos salÃan al camino para ponerse morenos a conciencia. No se apartaba el jodÃo ni mostraba el menor sÃntoma de temor, hay que ver lo descarados que están los grillos últimamente.
Bien, vamos al grano. Llegamos a Bostronizo de nuevo y desde allà parte la ruta por un camino de tierra bastante llanito. En los cruces hay señales como ésta de modo que es prácticamente imposible perderse. La ruta se va inclinando, pero hacia abajo. La jefa encantada, hay qué ver qué bien se anda por aquÃ, qué fácil es. Yo, que ya me conozco el cuento, me decÃa para mis adentros «si, pues espérate que haya que volver, verás qué gracia»…
Pasamos junto a varias cabañas de pastores, llanos, prados, bosque, cascadas, no es una ruta espectacular pero sà bastante bonita y variada. Sólo una recomendación: ir por la mañana o por la tarde, no al mediodÃa. Me lo agradeceréis.
Al estar en lo alto de un monte se tienen buenas vistas de los alrededores, como este barranco, con su valle correspondiente y un viaducto de la autovÃa seguido de un doble túnel en el centro de la imagen.
Bajamos por una ladera del monte y dejamos a la izquierda este otro, con una granja en la parte de abajo. El camino va llevándonos hasta el fondo del valle por donde discurre un riachuelo que cruzaremos antes de hacer los últimos quinientos metros.
Estos son los últimos veinte metros de camino, justo los que van a dar a la valla que cierra el recinto de la ermita.
Y con ustedes, señores y señoras, la afamada ermita mozárabe del siglo X dedicada a San Román de Moroso, donde llegamos tras haber completado con éxito los casi 3,5 kilómetros de bajada que componen esa ruta.
La miramos, remiramos, ojeamos los alrededores (esto se quedará para la siguiente entrada), nos sentamos tranquilamente en una mesa de madera con bancos que hay a la derecha, disfrutamos de la paz y tranquilidad del lugar, oÃmos pájaros de todos tipos, recuperamos fuerzas y nos fuimos mentalizando para lo que nos quedaba: casi 3,5 kilómetros de subida al sol…