En Isla Pedrosa, además de las procesionarias, pudimos ver unos montÃculos de esos que producen sudores frÃos a cualquiera que haya tenido un jardÃn en casa y se las haya tenido que ver con los animalitos que producen estos volcanes a escala. Cuatro pequeñas protuberancias cruzando el camino. Parece poca cosa…
…ya, pero cuando te das cuenta, tienes el césped asÃ. Y no paran nunca. Cada mañana, una y otra vez, reaparecen los montÃculos en el jardÃn mientras esa hierba que tanto te costó plantar y cuidar va quedándose hecho una piltrafa llena de galerÃas. Repito, si algún dÃa vienen los topos a tu jardÃn, contrata un par de sicarios con una recortada para que les den pasaporte esa misma noche antes de que se reproduzcan ellos y los hoyos. Ahorrarás tiempo, dinero y disgustos.
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