Camino del puerto de San Glorio está el que debe ser el corzo más fotografiado de toda Cantabria, el que da nombre a un mirador sobre el valle de Liébana. Fijaros cómo tiene el pobre animal el lomo totalmente pulido. ¿Adivináis la causa? De qué va a ser, todo el mundo que allà para quiere sacarse la foto a lomos del corzo.
Pobrecico, a cuenta de eso hasta los cuernos le han arrancado y me fijé que tenÃa un pepinazo en pleno cuello, como si un cazador desaprensivo hubiera hecho con él sus prácticas de punterÃa, cuando hubiera sido bastante más interesante para la humanidad en general y para el género animal en particular que en vez de apuntar al pobre corzo se hubiera pegado un tiro en el pie, algo que si nos está leyendo le recomendamos encarecidamente que haga. Y no es que estemos aquà a favor de la violencia gratuita, pero un lerdo con escopeta es mejor que se mueva lo mÃnimo imprescindible por el bien del resto de los seres vivos.
Hechas las fotos de rigor con el corzo, unos kilómetros mas allá vimos otros dos pero en vivo y en directo paseando tranquilamente por un prado al lado de la carretera. Frené, paré en el arcén y los animalicos en cuanto me vieron aparecer con la cámara salieron pitando, o bien son tÃmidos o uno de los dos se la estaba pegando a su respectiva pareja y huyó antes de que yo consiguiera pruebas del hecho. Ellos se fueron ladera abajo por detrás del prado, yo corre que te corre a ver si los veÃa a lo lejos pero mi gozo en un pozo, ni sombra. Al fondo de la ladera habÃa un rÃo y cuando me di cuenta, los dos corzos estaban ya en la otra orilla corriendo entre los árboles. Foto por supuesto pero qué le vamos a hacer, salió movida. Si, eso que se ve malamente ahà en el medio es un cuadrúpedo cornudo como el del mirador.
Ampliando un poco se distingue que no era una piedra, pero vamos, como foto no ganará un Pulitzer. Lo que sà hizo fue despertar el gusanillo, alguna vez tengo que tomarlo un poco más en serio y apañarme para retratar animales de estos porque pueden salir cosas bien bonitas.