Un domingo cualquiera (VII)

Finalizamos hoy con la exposición de lo que es un domingo cualquiera en la vida de un fotógrafo itinerante con genes de correcaminos en su sangre, si es que cuando veo el buen tiempo lo primero que me entran son ganas de hacer kilómetros con mi cámara al hombro y de ahí es de donde salen la mayor parte de las fotografías que véis aquí.

Yendo a la zona de Soba sería pecado no pasar por el nacimiento del río Asón, la cascada más famosa de toda Cantabria enmarcada en este valle glaciar.
Cascada del río Asón I
Qué diferencia con mi paso por aquí mismo el veintisiete de octubre, en que el río simplemente estaba seco y no caía ni gota. Esta vez caían muchas, pero muchas gotas a la vez. Caía abundantemente rompiendo sobre las rocas de abajo y llenando los alrededores de una espumilla hecha de agua en suspensión.
Cascada del río Asón II
Aquí la cascada, la continuación del río junto al prado y abajo a la derecha veréis dos puntitos negros. Son dos caballos que estaban pastando tranquilamente. Por comparación os podéis imaginar las dimensiones de la cascada.
Cascada del río Asón III
Insisto, vaya si bajaba con fuerza la cascada. Es invierno así que los árboles cercanos estaban casi todos pelados.
Cascada del río Asón IV
Porque íbamos ya con un cansancio más que notable y escasas ganas de pegarnos otra caminata, que si no hubiéramos podido llegar al pie de la cascada. Si os fijáis bien, en la zona amarillenta de la izquierda se ve un punto color verde fosforito. Ese era un caminante que desde un aparcamiento en una curva se había ido andando hasta allí, una caminata que probablemente no lleve más de un cuarto de hora. Se queda para la siguiente ocasión, así podremos ir pertrechados con un chubasquero porque con la cascada salpicando a toda máquina puede uno acabar hecho una sopa.
Cascada del río Asón V
Desde aquí ya es enfilar la carretera para irnos camino de Arredondo, subir el puerto de Alisas, bajar a La Cavada y llegar directamente a casa, no sin antes pararnos un par de veces en los alrededores del pueblo de Asón desde el que se divisan unas montañas que me encantan.
Montañas de Soba I
Unas son verdes, llenas de hierba y en las que se distinguen ovejas pastando. Otras son amarronadas, abruptas, hechas a base de estratos horizontales. Salvando las distancias, la estructura parece como una cebolla a la que se le hubieran ido hundiendo las capas exteriores.
Montañas de Soba II
A mi estas me encantan. Claro que para subirlas tiene que ser una complicación de la leche… vas monte arriba y de pronto aparece una pared vertical que ocupa toda la ladera. ¿Cómo sobrepasas eso? ¿Escalando? Y si la consigues subir, unos metros más adelante aparece otra. Y otra. Y otra. Ser, no será demasiado alta la montaña, pero seguro que acabas aburrido de tanta complicación.
Montañas de Soba III

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