Como ya habÃa comentado, en Cantabria no hay ningún toro de Osborne asà que me quedo sin ampliar la colección de los que ya he retratado. El dÃa que fuimos a Miranda de Ebro cruzamos la esquina sur de la provincia de Alava y cuando menos me lo esperaba aparece a lo lejos esa silueta inconfundible, ese icono sin par. Iba conduciendo por una autovÃa de modo que ni era plan parar, ni sacar la mano por la ventanilla derecha con la cámara a la vez que mantengo derecho el volante con la rodilla porque ese es el tipo de burradas que les encanta sacar a los de la revista de la DGT en la sección «El animal del mes». Viendo que se escapaba la oportunidad le pedÃ, rogué y hasta supliqué a la parienta que le sacara un par de fotos con la compacta que llevábamos. La primera, de lejos, salió perfecta.
La segunda, más cerca, salió por desgracia movida. Creo que me lo hizo adrede como venganza por haberla sacado de ese agradable soporcillo en el que se hallaba sumida gracias al ronroneo del motor del coche, lo monótono de la autovÃa y el agradable solcillo en la cara, pero no importa, eso nos da un motivo para volver por la zona, que además los montes alaveses me dejaron sorprendido por su frondosidad y seguro que tienen mucho que ver. Palabrita que la próxima vez que salga este toro será perfectamente nÃtido, cerquita y hasta de traje y corbata si se deja.