Vuelta a los cementerios (II)

Tras la primera aproximación al cementerio de La Cavada vamos con la segunda y última dedicada a los aspectos más tétricos, oscuros y truculentos del lugar. Aunque no lo parezca, tranquilos señores y señoras, pueden dejar que sus niños se acerquen a mi que ni me los voy a comer ni les enseñaría a rayar el parqué del salón pintando pentáculos en rituales satánicos con los que pedirle la PS5 o la Xbox 420 a Belcebú, señor de las tinieblas.

Caminando a solas por las calles del cementerio encuentro una construcción en el centro. Parece ser la típica capilla donde se celebran los actos religiosos de los entierros.
Casa en el interior del cementerio
Pero hete aquí que esa capilla tiene un par de adosados en cada lateral. El primero es la «sala de autopsias», con puerta cerrada pero con barrotes que permiten ver el interior. Allá me voy a ver si están autopsiando alguien en vivo y en directo.
Sala de autopsias I
No parece ser el caso, salvo que a las puertas viejas también les hagan la autopsia. Mala suerte para mi y para el espectáculo. Media vuelta y a ver qué hay por el otro lado.
Sala de autopsias II
Ni más ni menos que un depósito de cadáveres, alucino porque es una diferencia tremenda con lo que hay hoy en día, donde las salas de autopsias son frías, asépticas y con mucho acero inoxidable. Ah, creo que nunca lo conté, es que tenía un conocido que trabajaba en un cementerio gallego y me había enseñado una. Sin inquilino en ese momento, todo sea dicho. Aquí pasaba lo mismo y el depósito de cadáveres estaba totalmente vacío.
Depósito de cadáveres
Cerca pude ver otra tumba de esas que me llaman la atencion, porque habitualmente son lápidas tamaño normal o doble, como en este caso, colocadas sobre una base pero aquí además se puede ver una apertura con enrejado a ras de suelo.
Tumba con portilla
Y esa apertura lleva nada más y nada menos que a un sotanillo en bastante mal estado, con mucha humedad, en el que hay varias tumbas en los laterales, o eso creo distinguir. No parece muy sencillo el acceso ahí abajo. Una vez abierta la reja de entrada, con esas dimensiones mínimas habría que entrar a gatas y malamente, normal que esté el interior poco cuidado porque a ver quien es el que pasa ahí unas cuántas veces al año para limpiar y arreglar.
Bajada al sótano
Poco más que comentar del lugar. Ni vi tumbas con bicicletas, ni los nichos tenían especial interés, ni tumbas de famosos, así que otro cementerio que pasa a la lista de los «sin pena ni gloria».

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