Este fin de semana pasado tuvimos mareas vivas con un coeficiente enorme, probablemente el mayor de todo el año. TenÃa apuntadas un par de cosillas para hacer en un caso como ese y una de ellas era intentar llegar a la Isla del Castro, el islote que se ve frente a la playa de Covachos.
En esta foto cielo y mar impresionan, pero con una marea muy baja sucede lo mismo que con la playa de Amió: reaparece una lengua de arena por la que se puede caminar sin problema y llegar a la isla, que vista desde lejos tiene una estructura la mar de interesante a base de placas de piedra en diagonal e incluso un par de cuevas entrando en la roca.
Sólo hay que tener cuidado con una cosa: andar ligerito para volver antes de que suba la marea otra vez. Suerte que al final no fui, porque conociéndome a lo mejor acabábais leyendo en el Diario Montañés algo de un tontolhaba que habÃa tenido que ser rescatado por el helicóptero del 112 al haberse quedado aislado por la marea en la Isla del Castro…