Desde el pueblo de San Sebastián de Garabandal subimos hacia el área llamada «Los Pinos». La subidita se las trae, suerte que es corta.
Casi llegando aparece un monolito con la imagen de un paisano que parece ser San Pio de Pietrelcina. En esa placa dice «para la tierra serÃa más fácil existir sin el sol que sin el sagrado sacrificio de la misa». Di que sà campeón, como se apague mañana el sol verás lo que duramos por mucha misa que se haga.
Este es el pinar conocido como «Los Pinos», prodigio de imaginación desplegaron a la hora de buscarle denominación. Desde aquà no se apreciaba gran cosa excepto esa cruz tamaño gigante.
Lo que sà habÃa eran unas vistas de San Sebastián de Garabandal bastante majas y una serie de pasos de un Via crucis como ese de ahà a la derecha.
Una vez nos acercamos al pinar fuimos viendo más cosas. Según cuenta la historia, el dos de julio de 1962 a eso de las seis de la tarde se les aparecieron aquà a las niñas la Virgen, el arcángel San Miguel y otro ángel desconocido. Si ese ángel de incógnito llevaba una cámara en la mano hasta podrÃa ser pariente mÃo.
Será por eso que hay figuras de la Virgen y otros santos en los árboles, velas alrededor del árbol de la Virgen, cruces, bancos para rezar, etc. Veanlo ustedes mismos:
También continuaba el via crucis hasta lo alto de un pico cercano, pero siendo la hora de comer no estábamos muy por la labor de subir montes asà que media vuelta y bajando al pueblo se ha dicho, que además queda algo que ver por el camino y como nos liemos acabamos comiendo a las cuatro de la tarde.