De camino a la ruta del Churrón de Borleña vemos un campo junto a un restaurante con una decoración pintoresca como poco. El carro de Manolo Escobar al fondo, con su decoración sÃmil porterÃa de balonmano, y tres carritos de supermercado o de aeropuerto ahà parados luciendo hermosos y lustrosos con su capa de pintura azul.
Véanlo ustedes mismos. Como dirÃa JesulÃn: im-prezionante. Incluso en un principio pensé que le habÃan soldado un somier como base en un intento de rizar el rizo de la ingenierÃa carritil, pero no, fijándome bien es una base de rejilla normal lo cual no le quita un ápice del glamour e interés que rezuma por los cuatro costados.