Aventuras en la nieve (I)

Si, ya sé qué hace dos días decía que no tengo ganas de nieve, que estoy saliendo de tres catarros consecutivos y por mi podía llegar el verano ya, pero es que soy una rata sin palabra y no se me puede hacer ningún caso. Llega una ola de frío impresionante a toda España, amanece y veo Peña Cabarga así:
Peña Cabarga con nieve
Esto es una tentación demasiado grande para resistirlo. Si Peña Cabarga con sus quinientos y pico metros tiene nieve, cómo estarán otros lugares aún más altos. ¡Esto hay que verlo! Camiseta, segunda camiseta, camisa, jersey, anorak gordo, bufanda, gorro, guantes, como pille el cuarto catarro de la temporada mejor que me retire. Cochecito, carretera y ¡nos vamos a la aventura! Sin cadenas, por supuesto, que esas cosas son de cobardes.

Primero Solares, sigo hacia Hermosa y llego a Liérganes, el pueblo al pie del conocido monte que recibe por nombre «Las tetas de Liérganes». Así está en verano y así estaba ayer todo cubierto de blanco.
Tetas de Liérganes nevadas
De allí a La Cavada y sigo en dirección al Puerto de Alisas. Nada más salir del pueblo ya se veía toda esta nieve, mejor ni pensar en lo que habrá más adelante.
Subiendo el Puerto de Alisas I
Conforme iba subiendo cada vez empeoraba más la cosa, nieve en las montañas, nieve en la carretera, nieve que cae del cielo y se va cerrando de nubes.
Subiendo el Puerto de Alisas II
Sube, sube, sube… pero hasta aquí llegamos. Las ruedas de mi coche empezaban a patinar cada dos por tres y eso que aún no habían empezado las subidas fuertes ni las curvas de 180º, cada vez había más nieve en el suelo y en los árcenes, mejor dar la vuelta mientras pueda antes que encontrarme más adelante sin poder avanzar ni girar. Buen ojo tuve porque conforme empezaba a bajar se cerró el cielo completamente y empezó a caer una buena nevada casi en horizontal.
Subiendo el Puerto de Alisas III
Vuelta a Liérganes y salgo en dirección a San Roque de Riomiera, carretera que acaba en el Puerto de Lunada. Está cerrado, pero vamos a ver hasta donde puedo llegar. Por lo de pronto los montes nada más salir de Liérganes se ven con nieve y cubiertos de nubes, así que la cosa pinta igual de fea.
Camino de San Roque de Riomiera I
Puf, puf… pinta fea, pero muy fea. Mucha nieve por los alrededores, árboles cubiertos, montes cubiertos, pinta de volver a nevar en cualquier momento aunque el centro de la carretera estaba milagrosamente limpio.
Camino de San Roque de Riomiera II
Llego a Linto, el pueblo del angelote motero. Unos metros más allá entendí porqué estaba tan bien la carretera: justo delante mía iba una quitanieves. Pues nada, dejo una distancia de cincuenta metros con ella y vamos como un señor con la maquinaria limpiando la carretera para mi.
Camino de San Roque de Riomiera III
Un kilómetro, otro, vamos subiendo, otra vez se cierran las nubes y vuelve a nevar. El coche empieza a patinar, tampoco es que me preocupe mucho porque en cuanto saqué el carnet y tuve coche una de las cosas que hacía cuando podía era conducir sobre nieve. Qué hartón a divertirme por carreteras de Orense, en la subida a Manzaneda y a derrapar adrede en el aparcamiento de la estación de esquí. Eso no se olvida así que no suelo tener problema para llevar el coche en condiciones complicadas. Y si vas detrás de una quitanieves mucho mejor.
Río Miera I
En eso se me enciende la lucecita de aviso… si la carretera ya está al límite de lo aceptable, dos cuartas de nieve en los arcenes, aún quedan veinte kilómetros para Lunada y sólo se puede ir por el espacio que va dejando la quitanieves, un poco más adelante va a estar mucho más fea la cosa y a lo mejor ni puedo dar la vuelta. Es más, si se pira la quitanieves me quedo en medio de la nada más absoluta. Hala, media vuelta donde buenamente pude y bajamos otra vez mientras cae la nieve, con festival de patinazos incluido porque cada vez que tocaba el freno ya tenía las ruedas de delante bloqueadas. Tranquilidad, despacito, marcha corta que retenga y anticipar lo más posible cualquier maniobra.

Sólo una parada más para sacar un rincón que me encanta, un puente sobre el Miera justo donde te desvías para ir al pueblo que comparte nombre con el río. Fijaros qué lugar, qué agua, qué sitio más majo así nevado y eso que la segunda foto con esa sensación de medio selva medio jungla casi da más miedo que otra cosa.
Puente sobre el río Miera I

Puente sobre el río Miera II

Puente sobre el río Miera III
En una cabaña de al lado una pintada declara que Miera no es España. Cataluña dicen que tampoco, Euskadi tampoco, Galicia y Andalucía igual se apuntan, cualquier día pongo el famoso felpudo de Ikea en mi casa, la declaro república independiente y que paguen impuestos los demás, que yo no tengo ganas.
Pintada en una puerta

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