No, no es que haya vuelto a rondar el barco hundido, esta va sobre los peligros de la parienta. No contenta con hacerme ejercer como fotógrafo eventual (más que nada porque me hace fotografiar eventos), tras el Bilbao Fitting Room volvió a casa cargadita de regalos, paquetes, dossieres de prensa y material variado que le dieron allÃ. Un dÃa después me sugirió que podÃa montar el miniestudio de fotografÃa que tengo y sacarle una foto a cada uno de los regalos que trajo. Oiga, que fue oÃrlo y se me pusieron los pelos de punta, me imaginaba metido en una habitación con la cámara sobre el trÃpode perdiendo una tarde en poner un producto, fotografiarlo, quitarlo y vuelta a empezar… ¡y eso cada vez que vayamos a un evento donde haya regalitos (o sea, en todos)! ¿Quién fue aquel que dijo que a los pobres no habÃa que darle peces sino enseñarles a pescar? ¿Confucio? Otro tÃo listo que sabÃa escaquearse de los marrones. A ver, señorita, venga para acá. Te dejo la cámara sobre el trÃpode apuntando al miniestudio, pones un producto, aprietas el disparador, luego pones otro y cuando acabes me avisas… fuuuuufffffff… de la que me libré.
Eso sÃ, hay que reconocer que lo hizo de forma bastante apañadita y los resultados aún son aprovechables.
Casi dan ganas de apuntarse a una liga de petanca y llevarla como retratista, más que nada para que asà le dé mérito a lo que hago porque para mi que sigue pensando que lo de sacar fotos sólo es apretar un botón.