Caminando hacia la cabaña Verónica tienes mucho tiempo para fijarte en las montañas, en las rocas, en cada piedra. Y claro, pasa lo que pasa. Si yo voy viendo caras allá donde voy, en medio de la montaña no podÃa ser menos. Esta es Peña Olvidada, la primera montaña grande que aparece al empezar la ruta.
Vi algún buitre sobrevolándola asà que con el zoom de la cámara fui echando una ojeada a ver si descubrÃa donde anidaban. De pronto paré aquà y se me encendió la bombillita… ostras… si ese trozo de la montaña es la cabeza de un mandril, redonda, peluda, con el hocico alargado y dos ojitos que lloran… pero calcadito, oiga. Menuda ruta, primero la cara que vi en ésta entrada, luego un mandril lloroso…
…y aún faltan otras dos, unas que parecÃan los reyes magos y otra parecida a un boliviano. ¿SerÃan alucinaciones producidas por la altura?