Cuando vimos el Molino de Carrejo me fijé que allà cerquita está el Museo de la Naturaleza de Cantabria. Me dije que un dÃa tenÃa que pasar por allà para visitarlo pero bueno, un dÃa por otro, el otro por uno, ocho o nueve meses van ya y sin previsión de acercarnos todavÃa. Ya se sabe que las cosas de palacio van despacio.
Mira tú qué entradita más palaciega tiene, con sus arquitos y soportales, su cadenota con columna, su balcón corrido, se nota que antes era una casona palaciega de las que tanto abundan por Cantabria adelante. Es la Casona de Carrejo, construida en el siglo XVIII y declarada Bien de Interés Cultural en diciembre de 1984. Su primer dueño era Don Pedro de Alcántara Ygareda y Balbás, quizá por eso la placa de arriba a la derecha nombra el lugar como «Plaza de Don Pedro Ygareda».
Claro que hay un gran inconveniente para visitar el museo. Allà al lado hay una terraza a la que se me van los ojos directamente. Cuando le pasé por delante vi tal despliegue de rabas, cervezas y tapas variadas que ejercen sobre mi una irremisible atracción, me desvÃan de la ruta prefijada e impiden llegar a cualquier otro destino.