Por los puertos de Aliva (II)

Seguimos en ruta por la bajada desde el Teleférico de Fuente De a Espinama. En la primera entrada lo habíamos dejado aquí, bajo Peña Olvidada, Peña Vieja y el Chalet del Rey.
Peña Olvidada, Peña Vieja y el Chalet del Rey
Justo en el punto en que llegábamos al Refugio de Aliva que, como no, al estar en Cantabria tiene que tener su bolera adosada (esa superficie cuadrada lisa) por si a alguien le entra el antojo de echar una partidita.
Refugio de Aliva
En el refugio hay una placa dedicada a Angel de la Lama, director del Teleférico de Fuente De que murió en Picos hace ya seis años. Según parece la niebla pudo desorientarle, se perdió pese a lo bien que conocía la zona y sabe dios lo que pudo pasar luego. He oído ya tantas veces los problemas que causa la niebla en Picos que lo tengo claro, cuando voy a la montaña conmigo se vienen siempre un par de mantas de supervivencia y si alguna vez se me echara encima la niebla, me paro, me siento, me tapo y a esperar. Caminar por la montaña sin saber donde vas es más fácil que te lleve a un problema que a una solución.
Placa en el Refugio de Aliva
Esta es la bajada desde el Refugio camino de Espinama, seguimos ese camino y al llegar abajo, todo a la derecha. Probablemente ahí arriba, en la hondonada entre ambos picos, haya unas vistas de impresión pero hoy iba con la parienta así que había pocas ganas de subir. Es más, como ella no suele pegarse caminatas por los montes íbamos en el modo de ahorro de energía por lo que pudiera pasar luego (y bien que nos vino).
Bajada hacia Espinama
Media vuelta, foto con Peña Olvidada y Peña Vieja nuevamente, sólo que en vez del Chalet del Rey lo que se ve aquí es el Refugio de Aliva. No me digáis que no son impresionantes estos paisajes… habrá que verlos en invierno porque todo cubierto de blanco puede ser la releche.
Peña Olvidada, Peña Vieja y el Refugio de Aliva
Foto que no sé si mandársela a Microsoft por si la quieren incluir como salvapantallas en el próximo Windows 10 en vez de esa ladera verde tan aburrida que ponen siempre. Montaña, prado y caballito comiendo tranquilamente.
Pastando en el prado
No sólo el caballo comía tranquilamente, había unos cuántos sentados en los prados recuperando energías mientras disfrutaban del panorama.
Comiendo en el prado
Casi llegando a un cruce de caminos donde confluyen varias rutas vemos una especie de piscina gigante y vacía en otro prado.
Piscina gigante vacía I
¿Qué es esto? ¿Una piscina para vacas? ¿La boca de un silo de misiles nucleares pasiegos? ¿Una antena para detectar gamusinos en el espacio? ¿La huella del aterrizaje de una nave del planeta Raticulín? ¿Un depósito de agua? Me inclinaría más por esta última posibilidad, aunque sin descartar ninguna de las otras.
Piscina gigante vacía II
Decía que llegábamos a un cruce de rutas, donde se juntan la que nosotros estábamos haciendo, la que va a Sotres y otra que va a la ermita de la Virgen de la Salud que por ahí asoma. Normalmente hubiera ido hasta allí, pero el modo de ahorro de energía me impide hacer esos desvíos de la ruta principal «que sólo son cinco minutos» y al final acaban implicando una hora más de caminata.
Ermita de la Virgen de la Salud
A partir de aquí este es un panorama que se repetiría una y otra vez: montaña, prado, vacas, o en su defecto montaña, prado, caballos. Esperaros unos días o lo podréis comprobar en la tercera y última entrega de la serie.
Vacas en el prado

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