El mismo dÃa que vi el cartel de la Batalla de las Flores en Laredo, continuamos recorrido hacia la zona del puerto y encontramos a la chavalerÃa dedicados al entretenimiento de saltar al agua desde el espigón del puerto, faena a la cual yo no me apunto vistas las últimas experiencias en cuestiones acuáticas. A lo que si me apunto es a retratar bañistas en pleno vuelo. El uno…
…y el dos. Hubo un momento en que saltaron tres a la vez pero me quedé con las ganas de fotografiarlos por la sencilla razón de que estas cámaras modernas, si no las enciendes, no sacan foto por mucho que pulses el disparador. Qué pejigueras son, ni un despiste de nada te permiten.
Al final el agua estaba llena de bañistas. Sin embargo no es eso lo más importante, sino comprobar cómo los problemillas que de siempre tuve con la lÃnea del horizonte parece que se acentúan con la edad. Creo que empezaré a sacar todas mis fotos en diagonal y a ver si cuela eso del «punto de vista dramático».
Mientras todo esto sucedÃa, un coche de los bomberos y otro de protección civil pasaron camino del puerto con las sirenas a todo meter y aspecto de llevar prisa. No habÃamos caÃdo en la cuenta que al fondo, allá donde están las naves de los pescadores, se levantaba una columna de humo que poco a poco se fue haciendo más grande y más oscura. Como me quedaba bastante lejos para ir andando y se veÃa la policÃa local cerrando el paso al muelle ya ni me planteé acercarme, para qué, si al dÃa siguiente los de El Diario Montañés lo explicaban todo perfectamente.
También es punterÃa la mÃa, me paso por el puerto de Raos y justo ese dÃa está ardiendo. Me paso por Laredo, y ardiendo. A lo mejor es que soy gafe, si tenéis algún conocido que no os cae especialmente bien avisarme que le hago una visita y a ver qué pasa…
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