Tras haber subido en el elevador del RÃo de la Pila, una vez arriba seguà andando hasta llegar a la calle General Dávila porque allà está el Conservatorio Municipal Ataúlfo Argenta y querÃa echarle una ojeada.
Está dentro del parque de la «Finca Altamira» por el que nunca habÃa pasado y eso ya era una buena razón para acercarme. Este es el edificio del Conservatorio.
Otra razón es que en una de las paredes del Conservatorio han puesto otra letra de ese proyecto correspondiente al «Desvelarte 2013» que voy retratando por toda la ciudad. Xilófono, qué propio del lugar. Tachamos la X de la lista de pendientes.
El parque está cuidadito, aunque no es excesivamente grande. Tiene partes de césped, máquinas de esas para que los abueletes hagan ejercicio y algo más que me sorprendió bastante.
¡Huertos! Aprovecharon unos bancales para montarse unos «huertos sostenibles» y plantar de todo. No sé, no sé, estando como están las cosas, si fuera yo el que sembró y plantó esto me vendrÃa aquà por la noche con la escopeta no vaya a ser que dos dÃas antes de la recolección desaparezca todo como por arte de magia.
Unos carteles explican el cómo y el porqué del asunto, asà como las especies que hay plantadas. Si le hacemos caso aquà hay más que en todas las fruterÃas de Santander, porque indica que plantaron tomates, lechugas, pimientos, habas, guisantes, berenjenas, alubias y otras quince especies de hortalizas, lavanda, romero, tomillo y otros cuatro tipos de hierbas aromáticas y en cuanto a frutales, hay peras, limones, naranjas, frambuesas, melocotones, cerezas, mandarinas y manzanas. Con lo que me gusta la fruta y las hortalizas estoy por ser yo quien les haga una visita nocturna a ver si no está el dueño con la escopeta…