Por suerte ha vuelto el anticiclón y con él los cielos despejados, el sol luciendo y las temperaturas agradables. Menos mal porque menuda racha llevábamos de lluvia por todos lados y nieve en el interior. Donde antes habÃa torrenteras secas, ahora veÃas bajar chorros de agua de color chocolate por la cantidad de tierra que arrastraba con ella.
El nivel de los rÃos subió un montón. En Liérganes más de un metro de altura con bastante fuerza, cuando en otras épocas no hay más de una cuarta de aguas mansas como atestiguan fotos mostradas aquà anteriormente.
Un poco antes del pueblo hay una zona que en verano tiene una pinta magnÃfica para bañarse. A ver quien es el guapito que se atreve a meterse ahora, en cinco minutos estarÃa desembocando por el Cantábrico directo a Plymouth sin necesidad de ferry.
Acostumbrado a un palmo de agua y a una corriente tranquila, ver pasar el agua a mares, haciendo borbotones bajo el puente y con un ruido tremendo hizo que me olvidara de sacar un vÃdeo para recordar el momento. Qué se le va a hacer, otra vez será.