No sólo piedras

Cuando me voy de ruta montañera, cualquiera que me vea pensará que soy medio lelo. Algo así como un primo de Forrest Gump metido a senderista, casi siempre con la mirada hacia las cumbres y una sonrisa en la boca. No es para menos, empiezo a ver piedras, empiezo a encontrar parecidos y me acabo riendo yo solo. Conforme subía camino de la Cabaña Verónica vi hasta un mandril, pero no fue lo único. Aquí una cima con dos figuras que parecen dos montañeros sentados en el suelo contemplando el panorama.
Piedras en la subida a Cabaña Verónica I
Una aguja de piedra, no sé si era la Aguja de la Canalona o es otra.
Piedras en la subida a Cabaña Verónica II
¿No parece que tenga encima la famosa sirenita de Copenhague? El caso es que una vez la has visto luego no te la quitas de la cabeza.
Piedras en la subida a Cabaña Verónica III
¿Y esa piedra grandota de la derecha?
Piedras en la subida a Cabaña Verónica IV
No parece un boliviano caminando con gesto serio y el chullo (ese gorro con orejeras típico de la región) puesto en la cabeza? ¿No le distinguís perfectamente la nariz, los ojos y la boca…?
Piedras en la subida a Cabaña Verónica V
¿Y todas estas rocas que parecen dientes?
Piedras en la subida a Cabaña Verónica VI
Pues no son dientes, son almas en pena cubiertas por una túnica que salen de procesión uno tras otro hasta lo alto del monte.
Piedras en la subida a Cabaña Verónica VII
¿Entendéis porqué me voy riendo solo? Porque anda que me viene cada parecido a la cabeza que pa qué…

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