Camino de Polientes por una carretera revirada junto a un rÃo por la que conduje con mil ojos intentando ver algún corzo pero ni una mÃsera cornamenta asomando conseguà divisar, al pasar la curva número ocho mil setecientas cinco aparece una torre en lo alto de un montÃculo. Huy, si esto me suena cantidad con su parecido a la Torre de Sandiás gallega.
Es la Torre de Ruerrero por la que habÃa pasado en una visita anterior. De aquellas recuerdo que estaba en obras, con unos andamios cubriendo parte del frontal. Esta vez la grua estaba en el pueblo y la torre totalmente limpia y despejada.
También me habÃa dicho que tenÃa que ir hasta allá pero sinceramente, me pilló vago (como empieza a ser costumbre) y la perspectiva de pegarme una caminata cuesta arriba después de haber comido, que en coche no llegas salvo que tengas un 4×4, no me apetecÃa lo más mÃnimo. Además iba camino de otro lugar y si me retrasaba podÃa quedarme sin luz para hacer fotos más interesantes. Hay que ver qué socorrida es esta excusa de la luz y las fotografÃas, lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Aprovechando que llevo el teleobjetivo le saco una foto más cercana, que es como si hubiera estado allà mismito y sigo mi ruta.
Aquà dos espectadoras de mis dilemas sobre si subir o no subir. Con qué cara de interesadas me miraban las dos, a pesar de estar en la hora de la siesta. PodrÃa apostar que ellas tampoco tenÃan ni la menor apetencia por subir a la torre.