Persiguiendo buitres

Por segunda vez consecutiva, recorriendo el parque natural del Saja-Besaya he vuelto a ver unos cuántos buitres, no recordaba haber visto tantos reunidos desde la época en que salía los fines de semana hasta las tantas. Yo ejercía más bien de lechuza, tranquilo y viéndolo todo con los ojos bien abiertos, lástima no haberme llevado la cámara porque menuda serie de fotos tendría. Aunque bueno, muchas más fotos y probablemente algún diente menos… volvamos a lo que nos interesa, los buitres. Paso el puerto de Palombera, llego a la Venta Tajahierro y a la derecha los veo revolotear, a nada, doscientos metros escasos de la carretera. Aquí uno pasando tranquilamente por encima de una loma.

Y en dirección a esa loma precisamente me fui andando con cuidadito, intentando esconderme tras las piedras para que no me vieran y poder sacarlos lo más cerca posible sin molestar. En un momento que tres volaban juntos los pillé bien pillados con dos casi de frente, algo que siempre será más agradecido que sacar tres culos de pollo volador.

Pero pasó lo que pasó, es verme y les falta tiempo para escapar (y eso que me había duchado). No sé, quizá son muy tímidos, quizá deben alguna letra de la hipoteca y temen que yo sea del banco, el caso es que se piraron tras la loma y no reaparecieron. Es complicado fotografiar buitres. Con los caballitos tengo fácil lo de trabar amistad porque voy con la bolsa de zanahorias y a los cinco minutos ya me ven como un amigote de toda la vida. Pero claro, con los buitres tendría que llevarme un saco de solomillos y no están los tiempos para tamaño dispendio.

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