He vuelto a subir hasta los Ojos del Diablo, sólo que esta vez haciendo la ruta oficial y no la ruta «a mi manera» que tantas aventuras me proporcionó la vez anterior. Algún dÃa saldrán fotos de la subida, pero bueno, al ritmo que llevo no puedo prometer nada…
Me llevé también mis fastuosos prismáticos de 9,99 euros porque tenÃa ganas de contemplar buitres y buen uso que les di, porque pude verlos hasta hartarme. Qué cantidad de ellos volando cerca de los acantilados donde anidan y otros además estiraban la ruta hasta bordear la montaña, acercarse a Oriñón y volver. Hubo un momento que me pasaban bien cerca asà que a disfrutar dándole al disparador de la cámara que hermosuras asà no se ven todos los dÃas.
Curiosamente cuando estaba en lo alto de un monte los buitres volaban más bajo asà que pude retratarlos con un fondo distinto al tÃpico cielo como en la foto anterior. Esta por ejemplo, tan maja y natural con ese viaducto al fondo…
Son unos bichos curiosos. Da igual que no los veas, están siempre ahà y ellos sà que te ven, quizá haciéndose ilusiones sobre lo bien que iban a merendar si me caigo por un barranco. Esta es la cima de uno de los montes. Ese puntito es inconfundible, ¿verdad?
Ampliamos un poco y efectivamente, es inconfundible. Pero no hay uno, ¡hay tres! Los otros dos están ligeramente más abajo a la derecha mimetizados con la roca.
Me encantan estos bichos, qué le vamos a hacer. Ese plumaje, ese cuello largo con un pompón en la base, ese volar majestuoso, el andar torpe, y anda que no posaban de maravilla en Cabárceno.